Rasgos tempranos, edades de aparición y orientación para la evaluación clínica
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo caracterizada por diferencias persistentes en la comunicación social y patrones de conducta restringidos y repetitivos. De acuerdo con el DSM-5-TR, estos rasgos suelen manifestarse en la primera infancia, aunque en algunos casos pueden identificarse más tarde cuando las demandas sociales aumentan. La detección temprana y una evaluación clínica adecuada son fundamentales para orientar apoyos e intervenciones basadas en evidencia.
12/16/20252 min read
Rasgos del TEA según la etapa del desarrollo
1. Primera infancia (12–18 meses)
En esta etapa pueden observarse rasgos relacionados con la comunicación social temprana, tales como:
Contacto visual reducido o inconsistente
Respuesta limitada al nombre
Uso escaso de gestos comunicativos (señalar, mostrar objetos)
Menor reciprocidad social (poca imitación o intercambio social)
Desde un enfoque clínico, estos rasgos reflejan diferencias en la atención conjunta, una habilidad clave en el desarrollo social temprano.
2. Niñez temprana (18–24 meses)
Durante este periodo pueden manifestarse:
Retraso en el desarrollo del lenguaje expresivo y/o receptivo
Uso repetitivo del lenguaje (ecolalia)
Juego funcional o simbólico limitado o atípico
Preferencia por rutinas predecibles y resistencia al cambio
La literatura científica indica que estas características pueden estar asociadas a diferencias en el procesamiento social y la flexibilidad cognitiva.
3. Etapa preescolar y escolar (3 años en adelante)
En edades posteriores, los rasgos pueden incluir:
Dificultades para iniciar o mantener interacciones sociales
Interpretación literal del lenguaje
Conductas repetitivas o intereses altamente focalizados
Sensibilidad sensorial aumentada o disminuida
En esta etapa, los desafíos suelen hacerse más evidentes en contextos sociales estructurados, como el entorno escolar.
4. Adolescencia y adultez
En adolescentes y adultos, los rasgos pueden presentarse de forma más sutil:
Fatiga social y necesidad de períodos prolongados de recuperación
Dificultades para interpretar normas sociales implícitas
Estrategias de enmascaramiento social
Ansiedad asociada a interacciones sociales o cambios inesperados
Muchos adultos reciben un diagnóstico tardío tras años de adaptación sin apoyos adecuados.
¿Cómo se realiza una evaluación diagnóstica del TEA?
La evaluación diagnóstica debe ser integral y multidisciplinaria, basada en criterios clínicos estandarizados. Generalmente incluye:
Entrevista clínica detallada con padres o cuidadores
Historia del desarrollo
Observación directa del comportamiento
Uso de instrumentos estandarizados como:
ADOS-2 (Autism Diagnostic Observation Schedule)
ADI-R (Autism Diagnostic Interview – Revised)
Evaluaciones complementarias del lenguaje, cognición y habilidades adaptativas
El diagnóstico se establece conforme a los criterios del DSM-5-TR.
¿Cómo pueden los padres buscar ayuda para una evaluación?
1. Observación y registro sistemático
Los padres pueden:
Anotar conductas observadas, frecuencia y contexto
Registrar hitos del desarrollo y posibles regresiones
Documentar preocupaciones específicas
Este registro es de gran utilidad clínica durante la evaluación.
2. Consulta con el pediatra
El pediatra es el primer punto de contacto. Se recomienda:
Solicitar evaluaciones de detección del desarrollo
Pedir una referencia formal a un especialista en desarrollo infantil
Las guías clínicas recomiendan evaluaciones de cribado a los 18 y 24 meses.
3. Referencia a especialistas
Los padres pueden solicitar evaluación con:
Pediatra del desarrollo
Psicólogo clínico o neuropsicólogo
Psiquiatra infantil
En muchos casos, el sistema escolar también puede iniciar evaluaciones psicoeducativas.
4. Acceso a servicios de intervención temprana
Incluso sin un diagnóstico confirmado, los padres pueden:
Solicitar servicios de intervención temprana (0–3 años)
Acceder a evaluaciones educativas a partir de los 3 años
Buscar terapias basadas en evidencia (lenguaje, ocupacional, ABA)
La intervención temprana no requiere esperar un diagnóstico definitivo.
Importancia clínica de la detección temprana
Numerosos estudios muestran que la identificación temprana del TEA permite:
Mejor desarrollo de habilidades comunicativas y sociales
Reducción de conductas desadaptativas
Mayor apoyo familiar y educativo
Mejor calidad de vida a largo plazo
La evidencia respalda que la intervención iniciada en edades tempranas tiene un impacto significativo en el pronóstico funcional.
Conclusión
El diagnóstico del TEA es un proceso clínico cuidadoso que busca comprender el perfil único de cada persona. Reconocer rasgos tempranos y acceder a una evaluación oportuna permite ofre


